Un libro de viejas páginas y
humedecidas descansa en lo
que antaño era mi hogar.
Palabras que se han ido
borrando de mi memoria
por el paso del tiempo,
años de recuerdos
se van sin dejar nada.
Mis últimos recuerdos;
una tarde al borde de un
acantilado y con la brisa
marina entrelazabas tus
dedos en mi pelo.
Recuerdo que con tristeza
mañanas frías que se tatuaron
en mis huesos, cicatrices de aquellas
heridas bien me lo recuerdan,
en cada tormenta de invierno.
Recuerdo tus caricias en las
eternas noches de primavera
tu mirada perdida por mi cuerpo,
tus susurros acariciaban mis oídos
tus blancas alas protegían
los latidos de mi corazón y
mi alma… recuerdo tu miedo,
a que me desvaneciera, a que
me convirtiera en polvo,
en tiempo sin retorno.
¡Y ahora eres tú el que no está,
fuiste tu el que se desvaneció
el que acabó convirtiéndose
en un tiempo sin recuerdo!
humedecidas descansa en lo
que antaño era mi hogar.
Palabras que se han ido
borrando de mi memoria
por el paso del tiempo,
años de recuerdos
se van sin dejar nada.
Mis últimos recuerdos;
una tarde al borde de un
acantilado y con la brisa
marina entrelazabas tus
dedos en mi pelo.
Recuerdo que con tristeza
mañanas frías que se tatuaron
en mis huesos, cicatrices de aquellas
heridas bien me lo recuerdan,
en cada tormenta de invierno.
Recuerdo tus caricias en las
eternas noches de primavera
tu mirada perdida por mi cuerpo,
tus susurros acariciaban mis oídos
tus blancas alas protegían
los latidos de mi corazón y
mi alma… recuerdo tu miedo,
a que me desvaneciera, a que
me convirtiera en polvo,
en tiempo sin retorno.
¡Y ahora eres tú el que no está,
fuiste tu el que se desvaneció
el que acabó convirtiéndose
en un tiempo sin recuerdo!
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