lunes, 29 de octubre de 2018

Lo permití

El grito desesperado que sale de
mi garganta y acalla el silencio,
encadenada a la tierra que piso
emana sangre de las heridas que
el paso del tiempo siguió abriendo
en mi cuerpo desnudo y frío.

Lágrimas que ya no salen de mis
ojos, secos se quedaron de haber
derramado ríos por ellos.

De mi boca un aliento helado y
putrefacto por callar cuando
debí hablar y silenciar a los
que gritaban más alto que yo,
se descomponen mis ideas entre
mi entumecida lengua, agrietada
y lastimada por cada vez que
prohibí sus movimientos.


Mis oídos se cansaron, se cansaron
de oír falsas verdades que
inocentemente me creí, como una
niña tonta que cree en hadas y
en castillos flotantes, caí al vacío
de la verdad y me rompí en su silencio,
en ese atronador silencio que te
despierta bruscamente de un sueño
lúcido y angustioso del cual
solo quieres salir.


Corriendo, corriendo me encuentro
entre mi realidad y mares de tinta
que se me tatuaron en el alma y el
corazón distorsionado de las palizas
que le fui dando durante años y
que sin embargo... lo permití.

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